Las maravillas del tiempo.


Todo es perfecto. 
No tengo queja alguna.
Todo mejoró increíblemente.

Me siento nueva y pura. Como si nada malo hubiera sucedido jamás. Jamás.


Dime, ¿alguna vez te has sentido así?
¿Maravilloso, verdad?
En verdad lo es.


Solía sentirme abatida.
Agotada.
Sin ánimo alguno.
Tú sabes, lo que sucede cuando ya no eres feliz en dónde estás.
Solo quieres huir. 

Y lo logré. Huí de ese ambiente que me hacía mal.
Dejé todo atrás, no me importó arriesgarme a quedarme sin nadie.
Escapé de las garras de tus falsas promesas, me alejé del dolor de esperar tu cambio.

El desgarre que sentía en mi corazón, al ver que una vez más, volvías a lastimarme de la manera más consciente. 

Él nunca se compadeció de mi.
. . .

Y dado a que la gente nunca cambia, no me quedé a esperarlo. No, no más.

La gente también se cansa, ¿sabes?
Anhelaba vivir plena, llena de vida y felicidad.
Andar por el Mundo tomada de su mano (a medias) rodeada de aburrimiento y monotonía no era lo mío.

Nunca lo fue. Y nunca lo será.

Él aún no entiende que no éramos el uno para el otro.
Pero sé que algún día lo entenderá.
Tiene qué, por su propio bienestar.

El tiempo pasa, y sé que no te olvidaré.
Créeme, tu presencia no permanecerá, pero tu memoria en mi corazón siempre lo hará.

No ha pasado demasiado tiempo que digamos, pero te puedo asegurar que no soy la misma de antes. Siento como si fuese un ave fénix; renaciendo de las cenizas del ayer.

Me encuentro muy bien, es hora de que dejes de preocuparte por mi. Yo debería hacer lo mismo contigo. Vamos dejándonos definitivamente, ¿te parece? 

Escribo directamente hacia ti, porque tengo la esperanza de que me leas por pura casualidad... Aunque muchas veces esperé que nunca me leyeras. 

Si has cambiado, quizá lo hagas.
Si no, ya me sé el resto de la historia.

Estoy feliz. Gracias por preguntar.


Comentarios